por & nbspvalériegauriat & nbsp && nbspValerie Gauriatt
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Sin embargo, 30 años de exposición al glifosato destrozaron sus sueños y su presencia. Le diagnosticaron linfoma intravascular de células B hace cinco años. Este es un cåncer raro. Es reconocido como una enfermedad ocupacional.
El glifosato es el herbicida mĂĄs utilizado del mundo y el mĂĄs controvertido. Desde 2015, ha sido clasificado como «probablemente cancerĂgeno» por el Instituto Internacional de InvestigaciĂłn sobre CĂĄncer (IARC). Estudios mĂĄs recientes de institutos de investigaciĂłn como el Instituto Nacional de Salud y Medicina francĂ©s (Inserm) han establecido un vĂnculo entre la exposiciĂłn quĂmica y ciertas formas de cĂĄncer.
Sin embargo, la UniĂłn Europea ampliĂł su aprobaciĂłn hasta 2033 y se basa en la investigaciĂłn de las autoridades europeas EFSA y ECHA sobre la seguridad alimentaria y quĂmica.
Varios grupos de derechos ambientales y de consumo impugnaron la decisión ante el Tribunal de Justicia de Europa en abril del año pasado.
SegĂșn Xavier Coumoul, toxicĂłlogo e investigador del inserm francĂ©s, la brecha entre las evaluaciones entre las evaluaciones proviene de la metodologĂa utilizada por las instituciones de investigaciĂłn e instituciones reguladoras europeas. «Si los fabricantes de pesticidas quieren vender sus productos, los reguladores requieren que el fabricante realice sus propias pruebas para demostrar que el producto es seguro», explica.
Este proceso plantea muchas preguntas en torno a la independencia de estas investigaciones.
«Si bien EFSA toma poca consideración en la investigación epidemiológica y depende en gran medida de lo que ofrece la industria, insertar o IARC se basa mås en el monitoreo de la literatura académica y el uso real del producto».
Ludovic Maugé es una de esas personas cuya vida actual cuelga del hilo, pero la toxicidad del producto no puede descartarse. Su esperanza final, dice, es un trasplante que usa sus propias células madre modificadas después de recibir mås quimioterapia de lo que normalmente estå permitido. Es una pequeña oportunidad para desaparecer. «Ya no podemos hablar de tratamiento, como me dijo el oncólogo», confiesa.
Debido a que su cĂĄncer fue percibido como una enfermedad ocupacional, Ludovic recibiĂł modestas subsidios sociales y una compensaciĂłn mensual de 180 euros de Bayer Monsanto.
«Es un pozo, pero no me importa. Lo mås importante para mà fue ver mi enfermedad percibida como relacionada con el trabajo».
A pesar de sus pruebas diarias, Ludovic ya no puede funcionar y quiere llevar su batalla mås allå. «Lo que quiero es difundir el mensaje a todos. El glifosato ha destruido mi vida: me envenenó. Estos productos destruyen a las personas, destruyen la naturaleza», insiste. Estå furioso por la decisión de la UE de renovar la aprobación del glifosato.
«Cuando veo que los polĂticos vuelven a apoderar estos productos, me enfurece. Es un lobby de pesticidas. Desafortunadamente, no hay nada que podamos hacer con estos polĂticos o Bayer Monsanto.
En el momento de la transmisiĂłn de este informe, varias asociaciones comenzaron a movilizarse para facturas destinadas a aliviar el uso de pesticidas en Francia.


